En Quebeq se estilan las luces cerca de
Navidad. Toda la ciudad se llena de brillos y exhala animosidad y
alegría. Cuando Janette abrió los ojos en duermevela, cerca de la
medianoche, no le pareció demasiado extraño ver las esferas de luz
que entraban por la ventana. Presa de un sueño, apenas
despertándose, la nebulosa consciencia no le dejaba entender que,
ciertamente, esas luces estaban formando parte de su realidad. En
cierto momento su voz interior le anunció que aquello no podía ser
algo muy normal, se levantó con un sobresalto en el pecho y las
luces huyeron hacia el jardín. Janette se armó de valor y espió
por la ventana. Allí vio tres figuras pequeñas de cabeza muy grande
que la observaban a través del vidrio. Mantuvo por un instante la
mirada fija, sin poder moverse del terror que recibía desde aquellos
ojos grandes y oscuros. Janette despertó súbitamente con un fuerte
y profundo dolor de cabeza. Era casi mediodía.
Photo by Steve Johnson |
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