Este artículo de mi autoría fue publicado previamente en NOIR Revista Cultural.
Los sueños han
sido una tenaz fuente de inspiración en la literatura universal. En
su obra La vida es sueño, Calderón de la Barca hace que sus
personajes se pregunten constantemente si lo que viven, aún siendo
lo más intenso de todo lo posible, es un sueño o es la realidad, y
si esta realidad podría, en todo caso, ser un sueño.
Existen miles
de ejemplos de relatos que a vista de águila podrían ser productos
de los sueños.
“Volvía
del trabajo, al anochecer, cansado, casi enfebrecido, cuando
se me ocurrió que me gustaría ser un animalillo silvestre,
que sabría administrar esa vida simple, limpia de la confusión
y el alboroto de las preocupaciones, que podría acomodar con
facilidad mi conciencia a ese estado ideal. Como una
bendición, alguien, lejos de escamotear mi deseo, me dio la forma
de una criatura peluda y diminuta y me soltó en el bosque. Era, como
vi después, una vida descorazonadora: no sentía interés por otra
cosa que no fuera acarrear alimentos, avariciosa e
infatigablemente, hasta mi agujero al pie del tronco de un
árbol podrido; los límites de cada territorio desencadenaban
continuos litigios entre los habitantes de la fronda; las voces de
los pájaros me ensordecían; los parásitos habían invadido
mi pelambre; los apareamientos resultaban tan gravosos como
los espulgos; y mis ojos revolaban de pánico en sus órbitas
cada vez que presentía a los rapaces. Aquel desconsuelo,
por fortuna, no duró demasiado. Un día se acercó con
sigilo un trozo de oscuridad y, aunque husmeé su hedor a
distancia y oí luego las pisadas y los furiosos ladridos,
apenas tuve tiempo de entrever sus dientes cerrándose sobre mí.”
Árboles al pie de la cama - Ángel Ogloso
Cualquier
rastro de verdadera extrañeza, o mixtura entre realidad y fantasía
súbita, podría estar indicando la presencia de la musa de los
sueños, o de las pesadillas, por supuesto. El mismo Julio Cortázar
estimaba que un veinte por ciento de sus cuentos provenían de las
pesadillas.* He aquí la raíz de un problema para los escritores:
¿cómo hacer para recordar los sueños?
Se han escrito
muchas páginas al respecto pero el consejo que se repite una y otra
vez es el hábito llamado “la primer nota”, que consiste en
escribir en una libreta lo que se recuerde del sueño, apenas la
persona se despierte. Según se indica, en los primeros intentos el
soñador olvidadizo no será capaz de recordar nada, es habitual,
pero con el correr de los días la exigencia mental consciente sumada
a la voluntad de “querer recordar” lo que ha sido soñado, le
hará ir recogiendo los retazos que cada noche sea capaz de ofrecer.
Hay otras
técnicas un tanto más perturbadoras y tal vez por ello más
interesantes, como la consistente en quebrantar el sueño exactamente
en la fase REM*, es decir, hacer sonar la alarma del
despertador cerca de las tres y media o cuatro de la madrugada. Luego
del malhumor al abrir los párpados, la tarea será anotar lo que se
estaba soñando justo antes de despertar. Se supone que es sencillo
recordarlo, puesto que en la fase REM se expone el sueño más
profundo y vívido del soñador, y por ello despertar en medio de ese
estado significará abrir la tinaja de pandora personal, para
observar qué estaba sucediendo dentro.
Sin embargo,
la técnica más interesante –y por lo tanto la más terrorífica–
es el dominio del sueño. Para el lector de corazón débil, aquí
termina el artículo. Usted ha sido advertido.
El sueño
lúcido consiste en reconocer que se está soñando, mientras se
sueña. Muchas personas despiertan de repente, ya que el mero hecho
de descubrirse a sí mismos “conscientes” en medio de un sueño
puede resultarles catastrófico, todo un cortocircuito mental para el
inexperto. En un sueño la escritura suele ser borrosa y los relojes
funcionan de manera extraña. La persona que quiere despertar suele
tomar el hábito en su vida cotidiana de leer y estar muy atento a
estos detalles. Observa la hora en el reloj, aparta la vista pero
vuelve a mirarlo súbitamente, por si acaso. Este tipo de acciones
las repite sin falta. Entonces un día (o mucho mejor, una noche) el
borde de las palabras no se distingue en los libros, o el reloj
cambia la forma de girar. Sorpresa mediante, luego recelo: la persona
sabe que está despierto en medio de un sueño.
Para no
despertar con un alarido entre las sábanas, existe la llamada
Técnica WILD*: pasar desde la fase de vigilia directamente al
estado de sueño lúcido.
“Si
después de relajarte ves puntos de colores, rayas o imágenes que
pasan por tu campo visual, entonces puedes aprovechar estas
imaginería del "estado hipnagógico" (entre la vigilia y
el sueño), y enfocar ligeramente tu atención en las imágenes que
se te presentan. Como en todas las técnicas atencionales, debes
adoptar el papel del "testigo", que observa en silencio
pero no se involucra. Después de un tiempo estas imágenes o punto
irán desarrollándose hasta formar escenas completas. Cuando se
tornen extremadamente "sólidas" o "reales" esta
escenas, sencillamente "entras" al sueño y de repente te
encuentras en el mundo onírico.
Si lo anterior no funciona (muchas
personas no ven imágenes ni puntos), puedes contar mientras te
quedas dormido, por ejemplo hasta 100, y cuando llegues a ese número,
enuncias "estoy soñando", y verificas mirando a tu
alrededor por si efectivamente lo estás. Si no estas soñando,
repites, y verificas nuevamente. “Contar" es una técnica de
meditación usada en diferentes tradiciones.
Otra opción para mantener la atención es fijarla en las sensaciones del cuerpo. Después de un buen rato, comenzarás a sentir la sensación de estar "flotando", y puedes experimentar unas extrañas vibraciones por todo tu cuerpo; señal de que estás cerca. Relájate entregándote a estas vibraciones, y cuando la experiencia llegue a gran intensidad te verás inserto en una escena dentro de un sueño, o puede que tengas una experiencia tipo OBE* o fuera del cuerpo; si esto llegara a suceder deberías intentar "salir" de tu cuerpo, hacia arriba o rodando hacia el costado, para luego salir de la cama usando el cuerpo mental u onírico.”*
Otra opción para mantener la atención es fijarla en las sensaciones del cuerpo. Después de un buen rato, comenzarás a sentir la sensación de estar "flotando", y puedes experimentar unas extrañas vibraciones por todo tu cuerpo; señal de que estás cerca. Relájate entregándote a estas vibraciones, y cuando la experiencia llegue a gran intensidad te verás inserto en una escena dentro de un sueño, o puede que tengas una experiencia tipo OBE* o fuera del cuerpo; si esto llegara a suceder deberías intentar "salir" de tu cuerpo, hacia arriba o rodando hacia el costado, para luego salir de la cama usando el cuerpo mental u onírico.”*
Parece
complejo. Tal vez incontrolable. ¿Hasta dónde llegar buscando la
inspiración literaria? ¿Dónde se encuentran las musas?
NOIR Revista Cultural N° 17 Junio 2016 |
Referencias
*
Julio Cortázar y Omar Prego Gadea. La fascinación de las palabras.
*
Fase REM: Rapid Eye Movement (movimientos oculares rápidos).
*
Técnica WILD: Wake Induced Lucid Dream (sueño lúcido inducido
desde la vigilia).
*
Experiencia OBE: Out of Body Experience (experiencia extracorporal).
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