10 octubre 2016

El viejo Pío (cuento corto)

El viejo Pío detenía su marcha y mascaba paciente a la orilla de la carretera, en las vaguadas de Puerto Cohen; porque sabía que ni tan siquiera un niño inquieto como yo podría ancarle con fuerza e insitirle demasiado para que apurara el paso. Entonces pastaba Pío, masticando con soltura y mirándome sobre su lomo, anciano sabedor de los caminos que habríamos de tomar. Era un hermoso tostao de sangre lombarda, salido al paso de mi padre mientras juntaba leña en el bosque, en una tarde de nieve y hojarazca.

“Al primer momento no logré divisarlo, su blanco y canela se confundía con troncos y seres etéreos del alba”, contaba mi padre con los ojos brillantes.

Nadie lo reclamó al Pío y yo, felíz de cabalgar, le confié mi vida, por eso sentí un nudo en el pecho el día que desapareció. El sol levantó el rocío en las maderas viejas del establo desierto.

Pero déjame decirte Pío que la amistad es una luz eterna, y que al fin lo comprendo, yo, que no entendía tus pequeños tirones de tientos y ofuscos con los perros. Sigo con la sospecha de que naciste viejo, cariñoso y con crines largas, de donde me aferré a las alegrías y a la libertad del galope tendido. Fuimos más que unos buenos hermanos, escúchame viejo Pío: fuimos mejores amigos. Sé que la sangre noble pide marchar a los campos mejores, ¿pero por qué no vuelves con alguno de los vientos del norte?

A veces, ya entrada la tarde, cuando detengo la pluma y cierro los ojos, escucho un relincho lejano allí fuera, en la brisa suave. A veces veo una sombra oscura en la bruma temprana. Aquí estoy amigo mío, no pierdo las esperanzas, ambos sabemos que se han ido la juventud y la infancia; se nos han escapado y se han hecho jirones, pero vaya nimiedades son si eres tú aquel que trota en la distancia. 

Todavía está el establo, todavía ubico el heno en las mañanas; es verdad esto que escribo, viejo, aunque se me caigan las lágrimas. Siempre estarán para nosotros, siempre Pío, en el alma, los senderos escondidos, los esteros... las vaguadas...

Photo from Los Alamos Nuestro

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