25 octubre 2016

Joe Coker y el Skiffle (Artículo sobre música)

El final del año 2014 trajo consigo el final del músico Joe Cocker. Los años van superando a los mitos. Con el maléfico devenir de los tiempos se adivina la erosión de la música que ellos amaron en su temprana juventud. Se van borrando las astas. Los auto-considerados melómanos jamás embarrarán sus manos para indagar en la prehistoria de lo que escuchen. Es posible que aquellos inicios se vayan borrando y haya que buscarlos con la capa puesta y una espada reluciente; con un amor diferente y real. Como esos tiempos difíciles todavía no han llegado, la clave está en escurrir por completo esta era informática. Y claro, no olvidar para no morir.

El pasado temprano e imberbe de Joe Cocker se teje en ciertas giras musicales que vivió el Reino Unido a principios de los años cincuenta. Un movimiento musical llamado skiffle impulsó a miles de jóvenes británicos, Cocker entre ellos, a tomar cualquier instrumento posible y salir a la calle a compartir emociones nuevas. Una guitarra barata, cubos de aceite vacíos, unos palos de madera, casi cualquier cosa servía para viajar entre los sonidos roncos y las melodías de tinte añejo de aquel folk, blues, jazz y temprano rock.

Lonnie Donegan fue el impulso necesario para que esta corriente se estableciera con fuerza en el Reino Unido. Lo cierto es que estas prácticas callejeras y de instrumentos poco convencionales comenzó a darse en el sur de Estados Unidos a principios de siglo. Diversas bandas experimentaban estos métodos en la era “New Orleans Jazz” pero no lo llamaban skiffle. El término se acuñó por primera vez en 1925 con “Jimmy O´Briant and his Chicago Skifflers”. En 1929 el sello Paramount lanzó un disco con veinte canciones compuestas e interpretadas para “el mercado de color” que tituló Hometown Skiffle. Para la década del cuarenta ya había varias canciones de country blues con el término como parte del título, como Skiffle Blues. Pero lo más imprevisto, lo que nadie imaginaba, estaba por ocurrir: súbitamente el término desapareció por completo de la escena musical norteamericana. Para finales de aquella década no quedaba ni rastro del skiffle.

El misterio en esta corriente musical es evidente: no se sabe cómo ni cuando surgió, y no se conoce porqué desapareció. Sólo hay indicios. Toda certeza hubiera sido prácticamente erradicada de la memoria musical contemporánea si Lonnie Donegan, aquel británico que luego sería conocido como “El rey del skiffle”, hubiera decidido beber unas copas en la barra en vez de aprovechar los intervalos de los shows para cantar canciones de folk, acompañándose de instrumentos extraños y diversos. Sin la testarudez de Donegan hoy no habría artículos sobre skiffle que escribir.

Los niños no sólo explotaron en una extraña libertad creativa mientras recorrían el territorio; terminaron conviertiendose en líderes y verderas figuras en su campo: Van Morrison, Alexis Korner, Ronnie Wood, Mick Jagger, Alex Harvey, Martin Carthy, Roger Daltrey, Jimmy Page, John Renbourn, Ritchie Blackmore, Robin Trower, Graham Nash y Allan Clarke (The Hollies), David Gilmour, John Lennon, y por supuesto Joe Cocker.

Con la llegada incipiente de la era beat este tipo de música popular fue desapareciendo de los carteles principales. La revolución de los jóvenes transitó por otras locaciones, diversas y propicias, pero todas conectadas al extraño skiffle y sus sonidos de raíz.


Una gran forma de despedir a un amigo musical es conocer lo que ha sido: este ha sido el espíritu inicial de Joe Cocker. También la pureza prima de grandes músicos que ya se han ido, y la potencia vital con la que continúan quienes hoy en día regalan, sin siquiera notarlo, antiguos aires de skiffle.


Publicado en Noir Revista Cultural

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