El
final del año 2014 trajo consigo el final del músico Joe Cocker.
Los años van superando a los mitos. Con el maléfico devenir de los
tiempos se adivina la erosión de la música que ellos amaron en su
temprana juventud. Se van borrando las astas. Los auto-considerados
melómanos jamás embarrarán sus manos para indagar en la
prehistoria de lo que escuchen. Es posible que aquellos inicios se
vayan borrando y haya que buscarlos con la capa puesta y una espada
reluciente; con un amor diferente y real. Como esos tiempos difíciles
todavía no han llegado, la clave está en escurrir por completo
esta era informática. Y claro, no olvidar para no morir.
El
pasado temprano e imberbe de Joe Cocker se teje en ciertas giras
musicales que vivió el Reino Unido a principios de los años
cincuenta. Un movimiento musical llamado skiffle
impulsó a miles de jóvenes británicos, Cocker entre ellos, a tomar
cualquier instrumento posible y salir a la calle a compartir
emociones nuevas. Una guitarra barata, cubos de aceite vacíos, unos
palos de madera, casi cualquier cosa servía para viajar entre los
sonidos roncos y las melodías de tinte añejo de aquel folk, blues,
jazz y temprano rock.
Lonnie
Donegan fue el impulso necesario para que esta corriente se
estableciera con fuerza en el Reino Unido. Lo cierto es que estas
prácticas callejeras y de instrumentos poco convencionales comenzó
a darse en el sur de Estados Unidos a principios de siglo. Diversas
bandas experimentaban estos métodos en la era “New
Orleans Jazz”
pero no lo llamaban skiffle.
El término se acuñó por primera vez en 1925 con “Jimmy
O´Briant and his Chicago Skifflers”.
En 1929 el sello Paramount lanzó un disco con veinte canciones
compuestas e interpretadas para “el
mercado de color”
que tituló Hometown Skiffle. Para la década del cuarenta ya había
varias canciones de country blues con el término como parte del
título, como Skiffle Blues. Pero lo más imprevisto, lo que nadie
imaginaba, estaba por ocurrir: súbitamente el término desapareció
por completo de la escena musical norteamericana. Para finales de
aquella década no quedaba ni rastro del skiffle.
El
misterio en esta corriente musical es evidente: no se sabe cómo ni
cuando surgió, y no se conoce porqué desapareció. Sólo hay
indicios. Toda certeza hubiera sido prácticamente erradicada de la
memoria musical contemporánea si Lonnie Donegan, aquel británico
que luego sería conocido como “El
rey del skiffle”,
hubiera decidido beber unas copas en la barra en vez de aprovechar
los intervalos de los shows para cantar canciones de folk,
acompañándose de instrumentos extraños y diversos. Sin la
testarudez de Donegan hoy no habría artículos sobre skiffle
que escribir.
Los
niños no sólo explotaron en una extraña libertad creativa mientras
recorrían el territorio; terminaron conviertiendose en líderes y
verderas figuras en su campo: Van Morrison, Alexis Korner, Ronnie
Wood, Mick Jagger, Alex Harvey, Martin Carthy, Roger Daltrey, Jimmy
Page, John Renbourn, Ritchie Blackmore, Robin Trower, Graham Nash y
Allan Clarke (The Hollies), David Gilmour, John Lennon, y por
supuesto Joe Cocker.
Con
la llegada incipiente de la era beat
este tipo de música popular fue desapareciendo de los carteles
principales. La revolución de los jóvenes transitó por otras
locaciones, diversas y propicias, pero todas conectadas al extraño
skiffle
y sus sonidos de raíz.
Una
gran forma de despedir a un amigo musical es conocer lo que ha sido:
este ha sido el espíritu inicial de Joe Cocker. También la pureza
prima de grandes músicos que ya se han ido, y la potencia vital con
la que continúan quienes hoy en día regalan, sin siquiera notarlo,
antiguos aires de skiffle.
Publicado en Noir Revista Cultural
Video del Podcast El Show Debe Continuar
No hay comentarios:
Publicar un comentario