La luz brillante me persigue y acelero
al máximo para abandonarla en el retrovisor. Pero no es posible.
¿Qué son esas sombras allí delante? Ya veo, hay tres o cuatro
coches detenidos al costado de la carretera. El centro de la ruta
forma un túnel vacío. No puedo detenerme, no quiero detenerme.
Parece que mi corazón saldrá de mi pecho dando tumbos. La luz
sigue aquí. Mi piel se eriza. No me detendré. ¿Qué demonios? ¿Hay
más coches delante? ¿Qué hacen todas estas personas mirando al
cielo, maldiciendo con rostros desencajados? ¿Pero qué
está sucediendo?
–¡Fuera! ¡Dejadme pasar! Oh Dios,
¡niño... hazte a un lado y déjame pasar!
No puede ser. La luz brillante por el
espejo parece perseguirme. O tal vez no. ¿Pero qué le pasaba a ese
niño estúpido? ¿Qué tenía en el rostro? No importa, ¡concéntrate
y no mires hacia atrás! Hace un poco de frío aquí. ¿Frío he
pensado? ¿Me estoy volviendo loco?
No pienso detenerme, aunque me tiemblen
las piernas. Hay otras luces camino adelante. Espero que no sea más
gente sonámbula al borde de la ruta. Son dos, dos luces. Pronto las
alcanzaré. La noche es espesa y no logro ver muy bien con el flash
blanco en mi retrovisor. ¿Son dos farollillos rojos?
Sí que hace frío, de verdad, mientras
transpiro. ¿Qué está sucediendo? Un momento. Allí están, ahora cerca, simples faros traseros. ¿Otro automóvil? ¡Si! ¡Un coche moderno!
¡Solamente otro automóvil! ¿Por qué conduce lento? ¿No se
percata de la luz horriblemente blanca que me está volviendo loco?
Me pondré a su par.
–¡Abra la ventana! ¡Oiga! ¡Abra la
ventana!
Pero... ¡si es un anciano! ¡Conduce un
anciano!
– ¡Oiga! ¡Oiga! ¿Es que no ve usted la luz
brillante que nos persigue? ¡Dios mío, pero si está sobre
nosotros! ¡Oh Dios mio, no, no! ¿Está usted ciego? ¡Mire la luz!
¡Acelere hombre! ¿Porqué no acelera? ¡Acelere, por Dios! ¡Acelere
ahora y deje de mirarme como un imbécil!
El viejo mantuvo la vista calma sobre
mi. Sin desviar los ojos levantó una de sus manos y señaló la
luminaria, que ahora flotaba sobre ambos coches. –Con los diesel, el truco
no les funciona – dijo sonriendo con una mueca deforme. Unos
segundos después, harta, la luz se marchó para siempre.
Photo by Timo Kuusela |
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