03 julio 2017

Día 12: Todo por culpa de Landriscina - Blog de viaje por Argentina

Photo from victormontero.net/blog
Recuerdo cuando tenía once o doce años, mientras hablábamos zonceras con mi amigo Emanuel en el living grande y cálido de su casa, apareció en la televisión (que sonaba por detrás) el rostro y la voz de Luis Landriscina.

Ambos conocíamos al gran narrador de cuentos humorísticos (no los concibo como chistes, sino como cuentos) por obra y gracia de cuatro factores:

1- Comentarios de nuestros padres.
2- Apariciones en la televisión en el tiempo vacío del sábado (una o dos horas flotantes, entre el final del almuerzo y salir hacia el grupo Scout).
3- La programación de Canal 7 los domingos a la tarde con Fiestas Populares Argentinas, El Ángelus del Papa y Mamerto Menapace, con un Landriscina latente en los recodos de la parrilla.
4- Cosquín, el Festival de Folklore.

Aquella aparición súbita de Landriscina en el living de la casa de Emanuel nos enseñó cómo cebar mate. Mi amigo había visto el mismo clip unos días antes, y allí nomás capturó un cuenco de calabaza con boca ancha y un paquete de yerba. Pusimos manos a la obra. No era la primera vez que tomábamos mate juntos, pero sí la primera vez que lo hacíamos de manera consciente, respetando sutilezas que empezábamos a comprender. Todo por culpa de Landriscina.

Al año siguiente, Emanuel viajó con su familia a Uruguay y volvió con el termo debajo del brazo, cebando mate con una sola mano mientras caminaba por distintos tipos de terrenos, incluso haciendo equilibrio sobre el cordón de la vereda. El conocimiento detallado de la materia decantó en el más tradicionalista de nosotros dos, y bien que hizo; allí nació por un lado mi amigo especialista, consejero y verdadero cebador, y por otro yo, un admirador y curioso de aquella información. Y todo por culpa de Landriscina.

Así que cuando encontré un libro de este buen hombre en la biblioteca de mi abuela, no lo dudé ni un segundo. El ejemplar no sólo estuvo en Buenos Aires; viajó conmigo por La Plata, Cañuelas y ahora Mar del Plata (¡Me acompañaría también a El Bolsón y a Lago Puelo en el futuro del viaje!).

Entre la fugaz visita a la playa, recorrer la gran ciudad y el campo de Mar del Plata lo fui leyendo lentamente. El libro tiene grandes momentos, y no me refiero exactamente a los textos en prosa (que de por sí son graciosos y/o cuentan anécdotas), sino a los hermosos poemas que traían constantemente a mi memoria sonidos del Chaco y del Litoral. Luis Landriscina conjugó en sus poemas las palabras justas, que tienen inercia de canción folklórica, cargan con el saber del pueblo en una trenza de infancia, descripción y sueños.

Si les interesa, el libro se llama “De todo como en el galpón” y se puede conseguir aquí.
Comparto un poema muy lindo, triste y emocionante.

La niña del monte – Luis Landriscina

Yo he visto una niña sola,
caminando por el monte.
Yo he visto una niña sola
detrás de dos lagrimones.

Sus manos iban unidas
apretando cuatro flores...
Yo he visto una niña sola
con dos ojos como soles...

Me fui detrás de sus pasos
caminando por el monte,
para saber el destino
de aquél puñado de flores.

Llegó hasta el árbol caído
que un hachero volteó a golpes,
y colocó sobre el tronco
muy suavemente las flores.

 
Otro hachero comentaba,
explicando las razones:
aquél árbol que había muerto,
al caer, apretó a un hombre;
y era el padre de la niña
de los ojos como soles.

 
Después ...
... después recién comprendí
el por qué de aquella niña
detrás de dos lagrimones.

VM

Esta es una entrada de mi BLOG de VIAJE

No hay comentarios:

Publicar un comentario