02 julio 2017

Día 6: Encontronazo en La Plata - Blog de viaje por Argentina

Esta es una entrada de mi BLOG de VIAJE

En la ciudad de La Plata viví una de las peores experiencias de mi vida.

Luego de haber comido pizzas caseras y haber vuelto a ver a dos de mis amigos de siempre, nos quedamos a dormir en el departamento de uno de ellos. Toda aquella felicidad del rencuentro y la cena tal vez haya sido el preludio al huracán*.

Al día siguiente me levanté temprano y tomamos mates y charlamos. Luego mi amigo se fue a trabajar y me dejó allí, solitario con el mate. En esos instantes de gozo y algarabía, mientras le revisaba la heladera, la alacena y la biblioteca, tuvo lugar el evento catastrófico al que hago referencia.

El departamento de mi amigo tiene un balcón que da a la calle y que está justo sobre la copa de los árboles. Salí con el mate a regodearme en el aire matutino, y a hacer lo que hace todo aquel que sale con un mate a un balcón: creerme por un rato mejor que los mortales que caminaban allí debajo, viandantes ingenuos en una feria de frutas y verduras, sin siquiera sospechar que alguien los estaba observando.

El caso es que en la rama más alta del árbol más cercano descansaba una paloma. Sentada estaba con un gesto tranquilo, en el centro de un pequeño nido hecho con ramitas y hojarasca, y seguramente con mucho esfuerzo y sufrimiento; porque hay que ponerse a juntar ramas cuando llueve a cántaros, cuando el sol abrasa desde el ápice, cuando hay tormenta eléctrica...

No me quiero ir por las ramas de un verde limón*; la paloma permanecía con su pico delgado y sus facciones finas sentada sobre algunos huevecillos. Tenía cara de mamá primeriza. La escena me emocionó tanto que no sabía que hacer, si sacarle una foto, si convidarle un mate, si quedarme mirando..., al final hice esto último.

Pero de repente sobre una farola de luz de mercurio apareció, tras un vuelo imponente y un afarolaje* hábil, otro pájaro de colores oscuros. Unos trazos largos, negruzcos, azules al cambiar de posición como si de un holograma del infierno se tratase, daban a este ave una apariencia verdaderamente siniestra. Por un momento temí por la vida de los viandantes, pues lo que estaba viendo era una gárgola viva con el pico en forma de gancho y unas garras del tamaño de una mano humana.

Alzó vuelo el extraño animal, y al darle el sol desde otro ángulo hube de reconocer inmediatamente que solamente se trataba de un pájaro hermoso, blanco, negro y azul, o verde tal vez, esbelto y de buenas dimensiones. ¿Cómo pude haber visto un monstruo donde no lo hay?

Pero me equivoqué de nuevo; la urraca (supongo que eso es lo que era) viró violentamente sobre la copa de otro árbol, y dándose impulso en la mismísima nada extendió sus alas y comenzó a descender, planeando en dirección al nido de la mamá paloma. El sol le dio otra vez desde el ángulo del demonio y la gárgola llegó finalmente con tal vehemencia que la indefensa paloma se levantó y, aleteando con el nerviosismo lógico de la situación, saltó hasta otra rama para salvar su vida mientras el sinónimo del mal le robaba uno de sus hijos.

Dio un giro por otro tallo y volvió a su nido la paloma, la joven, hermosa y esbelta paloma a empalomar* el único huevo que le quedaba. Créanme cuando les digo que le vi en el rostro una lágrima caer y en su pecho grisáceo todavía la respiración entrecortada.

Escribí en mi diario de viaje: “Estoy entrando desde el balcón, hace calor en La Plata pero se siente frío. Vaciaré el mate velozmente, nos marchamos ya mismo. No desearía perderme entre las diagonales mientras, ciertamente, sobrevuelan sobre mi cabeza cientos o miles o millones de gárgolas infernales deseosas de que me tuerza un pie o me caiga, para al fin descender y destriparme.”

VM

* Alusión a frase popular.
   Los auténticos decadentes. 2003. Un osito de peluche de Taiwán.
* Alusión a canción popular rioplatense. La paloma blanca.
* Afarolaje: Descenso desde el aire hasta detenerse en un farol o farola.
* Empalomar: Mantener la paloma la temperatura ideal en los huevos.

Photo from victormontero.net/blog

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